MURIÓ MARÍA MENDOZA

Ya falleció María, Al fijarte en la fecha de nacimiento y defunción te haces una idea de lo importantes y grandes personajes que son aquellas personas que alcanzan a los 90 ó más años… María en concreto vivió hasta los 92 y algunos meses, Ha sido hermana mayor de cuatro hermanos: María, José, Tomás y Alejandro cuyos padres sufrieron la Guerra Civil Española,  por nombre: Juan y María Blanca Raquel, ambos formaban un matrimonio que (como otros tantos) sufrió las consecuencias de la circunstancia bélica. Estando Juan encarcelado, su mujer confeccionaba las camisas y pantalones para los falangistas para poder dar de comer a sus criaturas.

Juan de profesión carpintero, fue detenido por equivocación, estando en su taller de ebanistería, le detuvieron, cuando su mayor delito fue pertenecer al sindicato de UGT

No le asesinaron y pudo salir de la cárcel aunque ya enfermo (Según me dijo mi padre, Tomás) él consideraba que no habían matado a su padre puesto que su nombre completo era: Juan Mendoza Franco.- (“No van a llamar a Franco para fusilarlo”).

Bueno pues bien, María fue una persona que luchó desde muy joven por tener una vida digna, trabajó en Alemania tras hacer la carrera de trabajadora o asistente social en la provincia charra. Marchó a este país, donde tenía una labor preciosa. Se encargaba de  agenciar los documentos y todo el papeleo necesario para trabajar en dicho país europeo. También ayudaba a todos los españoles con los que compartía destino, con todas las gestiones que resolvía con corrección y humanidad. Aprendió perfectamente el alemán, incluso realizó algunas traducciones del idioma germano, en español. Era una labor fundamental para gestionar la burocracia de los emigrantes.

Cuando acabó allí sus tareas, volvió a su tierra de origen: Salamanca y es entonces cuando María  se manifiesta como ya como una trabajadora especializada y competente. Un día se acercó al Hospital Clínico de Salamanca, allí estuvo observando cómo funcionaban las cosas y se le ocurrió hablar con el director del hospital para indicarle que había descubierto una necesidad de carácter laboral, en concreto en materia administrativa y de ayuda personalizada a los pacientes con problemas complicados.

El director del hospital la convocó para que hiciera un proyecto, con la manifestación de esas necesidades que ella podría solucionar.

María hizo el proyecto y fue admitida en su cargo como Asistente Social, trabajó muchos años en el hospital hasta que se jubiló. Su labor fue impresionante, convivía en el día a día con los drogadictos, con los chicos del SIDA, con los abuelitos que venían del pueblo a ver al médico… en aquel trabajo su tarea era de carácter humanitario (ya lo venimos diciendo) que hacen considerar a María Mendoza como una currante con cualidades muy loables: generosidad, fraternidad, teniendo en cuenta todos los pormenores de aquellos que tenían conflictos no sólo de salud sino también conflictos de carácter económico-social. Por ejemplo si había una persona que venía de un pueblo a ver al doctor y no tenían forma de volver a su hogar, porque perdían el autobús, María o bien les ayudaba económicamente y les daba alimento, o bien les conseguía un transporte. También fueron muchas las veces que llevó a la cafetería a desayunar a los que vivían en la calle.

Una vez jubilada trabajó en Topas, la cárcel de la provincia de Salamanca donde convivían presos, chicos enfermos sufridores de SIDA y personas que trataban de superar una crisis o actuación ilegal, y ella trataba y conseguía reinsertar a los parados mostrándoles la esperanza de hallar una vida sin vicios y se aceptada y rehabilitada socialmente.

Me gustaría plasmar, (y de hecho lo intento) en pocas palabras lo magnífica que era mi tía. (yo soy hija de su hermano Tomás).

Fue concejala en la legislatura del alcalde Don Jesús Málaga Guerrero, y fue mucho tiempo militante del PSOE, eso dice mucho de ella, pero (ya muerta María) quiero hacer este recuerdo y no quiero dejar de destacar su generosidad. Ya que tenía suficiente para vivir, hacía grandes obras de caridad, Donaba todos los años una cantidad importante a Cáritas, Cruz Roja,  Médicos sin fronteras y Acción de la Vera Paz. Todo le parecía poco, y si queremos ir a más, destacar que en su labor como edil del ayuntamiento de Salamanca, los cargos del erario público, eran íntegramente donados al partido.

Recuerdo cuando iba a verla que en la puerta de su casa, todos los días había un indigente pidiendo, al que María ayudaba cuando iba al kiosco a comprar la prensa.

Ahora ya te digo: María era delicada y detallista, seria y comprometida, alegre y solidaria, amable y dulce.

María nos dejó este 16 de junio pasado en 2022, La celebración de su funeral fue a la vez que ceremoniosa, íntima y familiar, también a la vez asistieron personajes importantes de la ciudad natal de una mujer que se sentía salmantina, aunque nacer, nació en Bilbao. Ella siempre lo contaba. Pero su vida transcurrió por la ciudad que la vio nacer: nuestra Salamanca.

María era una tía, detallista y sencilla, con su melenita (siempre se ponía una horquilla) y su delgado cuerpecillo vestido sin grandes pretensiones, se mostraba como una mujer trabajadora, luchadora, pionera (ya decimos) y a la vez leal y buena amiga de sus amigos.

María era una mujer sensata y buena, compasiva que hacía que todo lo que le rodeaba se convirtiera en manifestación de una ideología en la que la caridad y la ayuda incondicional se manifestaban en una humilde trabajadora llena de bondad.

Quizás nadie me lo impida, la verdad es que esto es un pequeño homenaje a mi tía. De María quiero destacar el trato que siempre tuvo conmigo y lo mucho que me ayudó a entender cuestiones importantes y realistas acerca de la vida y de las relaciones interpersonales, o incluso relaciones sexuales que en mi adolescencia ayudaron a entender y mantener en mi conciencia la trascendencia del amor, un amor que a cierta edad se manifiesta de forma no tan sana como nos gustaría.

Ella, conocedora de la problemática de algunos jóvenes, con SIDA, defendía a pie de calle en un “stand” el uso del preservativo. Eso a mi padre le hacía mucha gracia (ver allí a su hermana) a mi me parecía lógico y bueno, pues hay cosas  que a cierta edad no te planteas con suficiente seriedad.

María marchó de forma serena y tranquila: murió de vejez, se fue consumiendo (estaba tan delgadita). Mi tía siempre fue una mujer sencilla a la vez que importante, muy humilde y tengo algunos recuerdos de ella que me llenan de orgullo como fue su presencia en una foto en el ayuntamiento junto a la entonces Reina Sofía.

En su relación conmigo, me llamaba para ir a cenar en Navidad a la Casa de la Iglesia, en favor de la Asociación de la Vera Cruz, también me llevó a los círculos del silencio de Cáritas y todos los años íbamos juntas el día 31 de diciembre al bonito homenaje a Unamuno.

Sus últimos días los pasó en la Residencia de las Misioneras del Rollo, seculares. Allí iba todos los miércoles a hacerle una visita. Quería hacerle una visita para exprimirla toda ella  y para sacarle todo el jugo a su interesante personalidad.

Con la llegada de la pandemia era muy difícil ir a verla, fuimos pocas veces, menos de las que quisiéramos, cada vez estaba más deteriorada, pero su agonía no ha sido de sufrimiento. Se rompió la cadera, pero parece ser que no tenía dolores.

¡Oh, María… ayúdanos a conocerte en silencio y a aprender de lo trascendental de ayudar al prójimo y al más necesitado, que tu sublime actuación sirva de ejemplo para otros trabajadores sociales con vocación de ayudar sin condiciones!

Querida María, un beso desde aquí para ti, siempre.

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