Con la crisis nos parece normal ver en televisión tremendos cuadros de españoles, ciudadanos de nuestra patria que no tiene dinero para hacerse cargo de sus necesidades más vitales.
Incluso algunos de sus derechos fundamentales se ven violados y sin encontrar una defensa que sería lo más lógico. Esas personas sufren el más vil de los males: se ven sin poder sufragar los costes de cosas que nunca para nadie han de ser carentes.