Iba desarrollando su propia personalidad, era en el conocimiento de sí mismo que buscaba una nueva forma de entretenerse, sino desde su nacimiento hasta sólo Dios sabe qué final o inicio, envuelto en la irrealidad: la entelequia, llegar a conocerse a sí mismo es lo que le daba pie para acercarse a otros semejantes que igualmente vivían en el mismo momento, esto era: su actualidad.
Su intención era encontrar la manera de no terminar su existencia sino acabando con la mortalidad.
Imaginamos que esto que aquí relatamos son los pensamientos de un hombre que considera que la fórmula de la inmortalidad llegaría a existir.
Quizás no fuese sino un pecaminoso deseo en busca de la eternidad. Ser y vivir nos gusta tanto que nos planteamos pasar el tiempo frente a todo incluso frente a la muerte, lo cual implica no perder la vida.
Si encontramos una solución semejante a la eternidad en nuestro ser… ¿seremos entonces mejor humanidad?
Si el hombre piensa y discurre acerca de su vida y da sentido a su existir aquello que le da alas para vivir no es otra cosa que la necesidad de quererse así mismo.
Estar contento con su vida, hace que encuentres la muerte como algo maligno y vil, como una manera de cercenar la vida de romper de cuajo con lo mejor de su propia existencia. Así la muerte no nos pille desprevenidos…
Sólo en las historias de terror encontramos formas de resolución que se desarrollan acabando con la vida de inocentes de tal manera que el malo parece que va a ganar la partida pero es al final el bueno el que gana con cierto margen de seguridad en sí mismo.
A la hora de transmitir nuestra inquietud por continuar en la vida, buscamos una manera de expresar la necesidad de todo mortal de plantearse si su existir tiene incidencia en una realidad que tarde o temprano se convierte en algo nuevo, la novedad la “buena nueva”. Pues bien, no sé su nombre peo lo hemos visto en algún medio de comunicación, hay un hombre que defiende que sí existirá la inmortalidad. Pero este señor o científico ha presentado su idea acerca de la fórmula mágica en algunas universidades y parece que con su monólogo nos deja fuera de juego. No es miedo a lo insondable o falso concepto de algo novedoso, peor si es algo increíble
Entender nuestra vida nos llevaría a un conocimiento de nuestro ser, comparar con un criterio si algo es mejor o peor, buscar las formas de expresar si algo es bueno o si ese algo es malo.
Por ello necesitamos un modelo que seguir, pero: ¿dónde está ese modelo?
Hablamos en algunos mentideros mediáticos acerca de las soluciones que una vez planteadas a la sociedad del consumo (actual estado de situación popular) nos llevan a fijar la atención en lo que nos rodea..
Son los políticos, los que tienen acceso o la capacidad de resolver la problemática social pero son los periodistas los que se encargan de dirigir el cañón de luz para iluminar desde su estrato aquellas partes de la realidad que crean polémica.
Pero si nos fijamos un poco más, y no sólo es cuestión de seguir una tradición, en verdad, la religión (que va perdiendo fuelle con el paso del tiempo, pues el Estado es aconfesional) engloba en sí misma una necesidad vital de convivir con tus vecinos.
Acercar el sentimiento de respeto, solidaridad y cordialidad que hacer de cada hombre y cada mujer un abanderado con su bandera blanca en pos de la paz que llega pidiendo “tiempo muerto”.
No es sino una forma de plantear el porqué de la necesidad de reunión tratando de solucionar las cuestiones pecuniarias y de servicio a los demás interpretando todo lo bueno por venir y todo lo bueno por hallar frente a los acontecimientos aciagos que nos maltratan, no solo por la crueldad del ser humano sino también por los actos desgraciados como pueden ser los fenómenos atmosféricos adversos. Son cuestiones que se les escapan al hombre que no alcanza poder más interesante frente a la catástrofe natural.
Una de las cosas mejores que el hombre ha ideado para su existir es la conciencia, la capacidad de concebir en su idealización de la vida una forma buena de convivencia. Y es que el hombre no sólo es “ser” sino también “humano”: su relación en sociedad le lleva directamente a comprender que existen otros seres humanos y es en su relación de comunicación con su “alter ego”, con su prójimo, como vive para sí mismo pero no solo por sí mismo sino acompañado por sus semejantes.
Si este hombre que consideramos bueno y comunicativo y si encontramos en verdad la suerte de la inmortalidad… quizás muchos de los sueños de la literatura emplea palabras interesantes como: futuro, eternidad, más alla, utopía, inmortalidad, irrealidad, fantasía…son palabras ideadas para denominar cosas que vienen de la injerencia creativa de los escritores y literatos que se plantean cuestiones profundas y crean las imágenes y las metáforas para aceptar en su idealización y e imaginación un deseo de algo por llegar…
Entre estas palabras hay una especial que implica según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (así lo define): Reputación, fama, y honor extraordinario que resultan de las buenas acciones y grandes cualidades de una persona… Y es que la inmortalidad de los escritores se manifiesta incluso aunque haya fallecido a través de su gloria. Y es que la gloria, no ya en el aspecto religioso sino como otra de sus acepciones indican que quizás algún día existe la posición de la eternidad, eso no es otra cosa más que la que nos lleva a la gloria.
Mientras tanto nos protegemos con otros conceptos que son pura idealización: sempiterno (con principio, sin fin) o eterno (sin principio ni fin), pero eh aquí que la inmortalidad se nos presenta, ya decimos: como una entelequia, una irrealidad… y el futuro… Dios dirá.