El calor aprieta y hace estragos en ciudades y bochornosas capitales de provincia.
Si nos fijamos en los termómetros llegamos a observar unas temperaturas que nos hacen “tiritar” de calor. Combatir estas altas temperaturas hacen en nosotros un hábito, no sólo en el aspecto de tomar refrescos o ir a la piscina sino también, con el calor… y las vacaciones, el país se paraliza.
Agosto es un mes en que más de la mitad de las empresas particulares y por supuesto la administración están bajo mínimos.
Observamos como la crisis provoca situaciones desesperantes.
En los hospitales, los titulares están de vacaciones y no hay suplentes o sustitutos, ahora el compañero carga con el trabajo de su colega de tal manera que los pacientes son en número el doble… un trabajo farragoso que se ha de desenvolver con sumo esmero.
Tampoco trabajan políticos, asesores y el personal es escaso en la administración.
Las televisiones proyectan programas pasados de tiempo. Son material de archivo que durante el tiempo invernal han tenido éxito y lo vuelven a emitir tratando de mantener notablemente la atención del espectador.
En las noticias aparecen los temas recurrentes del verano que nos sirven de punto de vista al que acercar nuestro “cañón de luz”. Pero las informaciones son las propias de nuestro tiempo estival: Los fuegos son protagonistas todos los días, el tiempo con sus temperaturas abrasivas es punto importante de información, los accidentes en carreteras y los accidentes en ríos, estanques y otras zonas donde no se ha de nadar, (menos si no se sabe)… y otros temas como en estos días la tensión del territorio marítimo y placa continental de Gibraltar
Las noticias como todo están semi-paralizadas, hoy además algunas televisiones que hacen un descanso de sus debates públicos con contertulios que llenos de sapiencia y en ocasiones con gran sentido común hablan, opinan y disertan a cerca de aquellos temas, como el de Gibraltar, socorridos y que pueden dar que hablar.
España perdió Gibraltar con otros territorios en el llamado Tratado de Utrecht allá por el siglo XVIII en concreto firmado en 1713 hace trescientos años. Con este tratado entraron a formar parte de la monarquía de España los Borbones con Felipe de Anjou o Felipe V.
Desde aquellos momentos hasta hoy la polémica ha estado servida.
Gran Bretaña tiene soberanía en el Peñón y sin saber cómo, hoy han resquebrajado un poco más la fractura que abría el debate de la determinación de los ingleses de no devolver un territorio al que además añaden otras circunstancias. En este caso impiden que los pescadores españoles puedan faenar y echar sus redes donde siempre lo habían hecho, puesto que han echado al fondo marino bloques de hormigón con los que las redes de los que por allí echaban se enganchan evitando la actividad pesquera.
La solución que han dado, una solución de emergencia… consiste en el traslado de la zona de pescar. También las autoridades españolas han declarado la existencia de una indemnización mientras esperan respuesta en altas instancias jurídicas europeas que han de servir de medidor de conflicto entre Inglaterra y nuestro país de sol y paella.
Mientras en España, se está de vacaciones viviendo momentos intensos de descanso y asueto.
Así el paro (ver cómo descienden las cifras nos hacen sentir un poco de relajación), parece que ha disminuido, pero no está bien medido, (dicho sea de paso), son éstos, trabajos temporales en hoteles o restaurantes. Sí, la economía encuentra un auxilio, pero no es una solución a pesar de que España se puede considerar un país turístico, lo miren por dónde lo miren son parches provisionales en tiempo de vacaciones.
El sol, las playas, las creadas zonas de recreo, la gastronomía, el carácter de los autóctonos, todo ello forma un “cóctel” atractivo e irresistible que los extranjeros no quieren dejar de tomar.
No sólo veranean los extranjeros. También “el españolito de a pie” busca su manera de pasar unas vacaciones laborales, por eso y porque el calor es tremendamente dañino para cargar con la actividad del día a día, playas y zonas de recreo se llenan de manera instantánea. El problema vendrá luego con la crisis post-vacacional. Dicen que nos da depresión volver a la rutina.
No hay otra solución más que guardar nuestros trajes de baño hasta otra ocasión en otro agosto.
Agosto: bonito mes, momento de relajación y templanza, pérdida de nervios, incluso ocasión para no dejarnos llevar por el estrés y la celeridad. Vivir el descanso es tan importante como volver al trabajo hasta otro año con las pilas puestas.
Mª TERESA MENDOZA HERNÁNDEZ
LICENCIADA EN CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN SECCIÓN PERIODISMO