Dentro de un par de días estaremos en la fecha más mágica de todo el año. Es aquella jornada en que sus majestades los Reyes Magos de Oriente vienen a ver a todos los niños del mundo. Pero no sólo a compartir con ellos momentos de magia e ilusión, también les traen regalos y juguetes evocando aquel encuentro histórico y sagrado en que ellos mismos partían hacia Belén para adorar al niño Dios. Venían siguiendo una estrella que anunciaba la llegada de alguien muy especial y se presentaban ante Él con sus presentes: oro, incienso y mirra.
No sabemos a ciencia cierta cómo responderían los personajes del Portal de Belén, lo que sí sabemos es que en estas fechas tan señaladas, (en que no sólo se inicia el calendario pues iniciamos un nuevo año, sino que también recordamos el misterio de quién es el hijo de Dios) somos capaces de identificar este hecho, con la gratificación que surge al observar que la ilusión recorre todos los hogares del mundo.
El otro día nos enterábamos de que los niños de Topas, (hijos de presos y presas), no tendrán regalos de Reyes este año… ¿cómo considerar esto? Ser hijo de… te puede marcar de por vida, pero no es justo, o al menos no parece muy justo… sus genes: ¿son especiales? La maldad o la mala suerte en la vida, ¿se puede medir de alguna forma? Habrá de todo pero… los niños por el hecho de ser niños son inocentes y merecen una oportunidad para mostrarse ante el mundo.
La solidaridad de algunos seres que viven con conciencia y que se preocupan por hacer de la vida un lugar más agradable pero aquellos que tienen menos, les ha llevado a participar como voluntarios y parece ser que han logrado llevar un poco de ilusión en zonas, lugares, países, ciudades o barrios, cada uno a su escala… haciendo posible que todos los niños disfruten de esta fecha.
La ilusión es una sensación que escasea y es quizás en estos días de Navidad, cuando podemos gozar de ella sin tapujos. La ilusión por ver que en el futuro todo estará un poquito mejor, la ilusión de ver a alguien solucionando problemas y la ilusión que transmiten los niños en el día de Reyes, es una manifestación llena de emoción que muestra el gozo por la vida.
¡Ojalá, nadie se quede sin sorpresa! Irse a la cama a dormir, a dormir nervioso e intranquilo porque vienen los Reyes y saber que este año has sido suficientemente bueno, es síntoma de que vives una realidad de ensueño. Melchor, Gaspar y Baltasar son una fantasía hecha realidad, son capaces de atender a todos los niños del mundo, pero por Navidad también hay otro personaje que se va haciendo hueco en Europa. Me refiero a Papá Noel. Parece ser que este personaje no es sagrado aunque sí es un icono de la generosidad y la gratificación, capaz de hacer incluir en el programa de algunas personas, una moral y una ética donde dar es más importante que recibir, donde gozar de ilusión se convierte en una necesidad implícita por el hecho de ser persona.
Santa Claus es un personaje americano, parece ser que procede del norte de Canadá y va en un trineo tirado por renos.
Su mágica presencia nos evoca la existencia de hombres y mujeres con experiencia… Papá Noel es un señor con cierta edad, su barba y pelo blancos delatan una existencia suficientemente longeva… “sabe más el diablo por viejo que por diablo”. Nuestro Papá Noel sabe y entiende de sentimientos y de sentires. Le gusta encontrar las cosas bien hechas pero ¿hasta qué punto nuestras festividades son realmente simbolismo y adónde llega la mercadería?
Tenemos que reflexionar y más en estas fechas, acerca de la riqueza espiritual. No todo se soluciona con un cheque al portador, aunque también puede ayudar, es más importante tener conciencia y entender las cuestiones del corazón, entender los problemas de nuestros adolescentes y abrir nuestros oídos a lo que tienen que decir nuestros mayores.
Pertenezco a la generación que en estas fechas forman lo que antes era el futuro, Hoy somos nosotros, los de la segunda mitad del siglo XX los que alcanzamos las cotas de poder, los que desarrollamos y planificamos, los que creamos y creemos, somos hoy… la cabeza pensante y el brazo ejecutor.
Dejar constancia de todo lo que acontece es tarea también a desarrollar. Por eso analizar nuestro comportamiento es vital. Sí, hay generosidad y solidaridad pero también existe ese sinsentido que es el egoísmo y la usura.
Entender la fiesta de Navidad como un modo de acercarnos a los que casi no vemos durante el año, es uno de los ejes fundamentales de la misma, también el inicio de año se llena de buenos deseos para aceptar con gran entusiasmo lo que nos depara el tiempo que va llegando… por otro lado abrir nuestra mente a lo nuevo y bueno y permitirnos a nosotros mismos un capricho, determina nuestra concepción de la Navidad, (que puede parecer sólo una fecha en que gastar y comer), como una festividad, un periodo de tiempo, una fecha para hacer examen de conciencia, observar lo que no va tan bien y abrir nuestra mente a lo positivo de la vida.
La Navidad puede convertirse en un tiempo vital para enmendarnos. Si alcanzamos este nivel es porque entendemos lo que nos rodea, sabemos lo que queremos y además somos capaces de valorar lo que tenemos. Entender lo que tenemos, saber a lo que tendemos y evitar lo que no nos gusta haría de nosotros una generación especial, no sólo creada por la lógica sino también tremendamente abierta a los movimientos sociales, e indefectiblemente la generación más moderna del hoy y del ahora.
Cuidar de nuestros pequeños y atender a nuestros mayores nos llena de poder, de un poder basado en la ternura y el calor humanos viendo en ambos grupos símbolos y señales de que la existencia sigue su curso… hoy nosotros somos los mejores.