La historia de España puede hoy con orgullo hablar de un nuevo personaje que desgraciadamente nos ha dejado en este valle de lágrimas pero que no olvidaremos, y es que el fallecimiento de Adolfo Suárez nos ha hecho reflexionar en alto y conscientes acerca de un periodo de la historia durante el cual su actuación fue trascendental.
Con la pérdida de vida de Adolfo Suárez, expresidente del gobierno, hemos tenido el orgullo, si se me permite, de analizar un tiempo que va desde 1973 a 1983 y que resume el período de la Transición Política en España. Un período acotado por acontecimientos tales como la muerte de Francisco Franco, la decisión del Rey de nombrar presidente del gobierno a Adolfo Suárez, la convocatoria de las elecciones democráticas, la aprobación de la Constitución Española de 1978 y sobretodo la proclamación real y efectiva de lo que se denomina la soberanía popular, algo que quizás con el tiempo alcance una dimensión mayor en otras circunstancias.
El duque de Suárez, (que así fue nombrado por su Majestad el Rey de España una vez dejó su labor política), nacido en Cebreros (Ávila) estudió la carrera de Derecho en la Universidad de Salamanca, por aquellos entonces destacó en seguida y aún con la Dictadura franquista ocupó el cargo de gobernador de Segovia. Pronto fue mostrando su valía y alcanzó algún otro puesto hasta que el Rey Juan Carlos I decidió nombrarle presidente del gobierno menospreciando a quien cumplía estas funciones tras la muerte del Generalísimo… me refiero a Carlos Arias Navarro que recibió una llamada del Rey emplazándole a un encuentro donde le cesó de su mandato. Así el año 1976 fue la fecha en que el Jefe del Estado, el Rey, hacía posible que Suárez controlase y dirigiera el gobierno de España, se convirtiese en su presidente.
Cuatro años y ocho meses, (desde 1976 hasta Enero de 1981 fecha en que Suárez presentó a través de los medios su dimisión), fue el tiempo durante el cual las gestiones y la toma de muchas decisiones, duras y difíciles nos llevan a decir que Adolfo es un protagonista de la vida social española clave para su tiempo y uno de los personajes históricos mejor valorados por el pueblo.
Entre sus logros no podemos olvidar su capacidad de diálogo que le llevó a legalizar los partidos políticos y convocar las primeras elecciones democráticas desde la guerra civil. Así el día 15 de Junio de 1977 triunfaba la Unión de Centro Democrático (UCD) y Suárez se convertía en el primer presidente del gobierno elegido por el pueblo, donde la incipiente democracia suponía un avance interesante… vital digamos, para alcanzar un Estado de Derecho moderno que más tarde ya con otro presidente, Felipe González hacía del nuestro un país europeo. Entre uno y otro tomó el poder el también fallecido Calvo Sotelo… son estos personajes de nuestra sociedad que han ido o irán del gobierno a los anales de la historia.
También fue instigador y partícipe del proceso constituyente, (nos referimos a Adolfo Suárez), quién el 6 de diciembre de 1978 convocó referéndum dando pie así al pueblo de España a decidir o decir “sí” a un Texto Constitucional que indefectiblemente fue refrendado y sancionado por el Rey, entrando en vigor el día de su publicación en el Boletín Oficial del Estado , en concreto el 29 de Diciembre de 1978… tras todo aquel estudio y trabajo de los llamados Padres de la Constitución, personajes de la política española insignes pensadores, autores y con suficiente conocimiento de causa como para darle a España 169 artículos (de los que consta la Constitución), donde la unidad y la libertad, los derechos y deberes fundamentales, las directrices de la política, el amparo de la legalidad, y la constitución de las Comunidades Autónomas, todas ellas bajo el poder de una Monarquía Parlamentaria… cuestiones todas interesantes dentro del marco político de una democracia que implica, a sus súbditos o electores de a pie, haciéndoles poseedores de una soberanía popular (el poder del pueblo).
Además de estos logros Suárez tuvo que lidiar con sus detractores y sus destructores, me refiero a los ultra de la derecha, a los violentos de extrema izquierda sin olvidar los activistas de ETA. Estos subversivos personajes tenían como obsesión el asesinato y los secuestros utilizando la violencia como fuerza coactiva frente al diálogo, la comprensión o el entendimiento mutuo fruto de una actitud de consenso arbitraria.
La muerte de Adolfo Suárez nos ha hecho recapacitar, y quizás creer en el virtuosismo de un desempeño político donde la vocación y no el egoísmo o el afán de poder, nos hace confiar en nuestros gobernantes a pesar de la crisis en que vivimos no sólo económica sino también de las instituciones y de la confianza que hemos puesto al introducir nuestro voto en las urnas, algo tan legítimo como nuestra voluntad personal, que no es otra cosa que delegar en quienes creemos defenderán nuestros intereses.
Todos estamos de acuerdo: Adolfo Suárez ha sido un hombre digno de reconocimiento que ha pasado por la vida desempeñando el rol de demócrata, luchando por las libertades de un país necesitado de diálogo que venía saliendo de una dictadura radical que había constreñido de por vida al propio pueblo español.
Adolfo ha recibido a título póstumo el collar de la Orden de Carlos III y la alcaldesa de Madrid ha anunciado su intención de concederle el honor de hacerle Hijo Adoptivo de la capital madrileña. Estos son pequeños homenajes que dicen mucho de un ser excepcional que pasó dejando huella. Además se ha publicado por parte del Ministerio de Fomento que el aeropuerto de Madrid vendrá a llamarse: Aeropuerto Adolfo Suárez, Madrid, Barajas. También nuestra ciudad participará en el homenaje dando su nombre a una glorieta de Salamanca (aún no se sabe cual) según ha adelantado el alcalde de dicha ciudad.
Mª Teresa Mendoza Hernández.
Licenciada en Ciencias de la Información sección Periodismo