Nuestro sistema de la Seguridad Social, ¿ha entrado en crisis?… se comenta estos días que el paro ha descendido en el mes de marzo de tal manera que hay 83.984 cotizantes nuevos en la Seguridad Social. Así es como se financia un servicio estatal que va adquiriendo importancia en el ámbito de gobierno de las Comunidades Autónomas. En nuestra querida Salamanca contamos con SACYL (Sanidad de Castilla y León). Cuando nos referimos a la Seguridad Social hablamos de un servicio tan imprescindible y necesario como que es el que ampara a los ciudadanos en momentos de carencia de salud. Pues bien, siempre ha sido considerado el nuestro como uno de los sistemas mejores del mundo, lo cual aunque nos pese parece ser nos ha llevado a una situación tal donde la gratuidad, ha traído como consecuencia lo que se ha venido a llamar: “El turismo sanitario”.
La sanidad española protectora y referente de un trato adecuado, atraía a sus camillas a los inmigrantes que viéndose amparados buscaban algo más, y parece ser que traían a España a sus familiares, por verse precarios en otros sistemas de seguridad social… España les acogía y realizaba actuaciones quirúrgicas en muchas ocasiones, o daba soluciones a cuestiones de carácter patológico. Quizás esto siga ocurriendo pero nuestra Seguridad Social presenta por ello una serie de problemas. En pocos años llegados a estas fechas actuales ha sufrido unas modificaciones que nos han dejado perplejos a muchos usuarios.
En primer lugar han subido el precio de los fármacos y han creado el copago. Las medicinas son bastante más caras incluso ha subido el cícero (ya se sabe el puntito que hace pagar un máximo por ser una medicina bastante costosa), y han encarecido un porcentaje de pago del que no se han librado los enfermos crónicos… lo que es más los jubilados o pensionistas se ven obligados a pagar… cosa que no había sucedido antes. Todo esto nos lleva a ver un incremento en el gasto, a la vez que una pérdida inevitable de poder adquisitivo, síntomas de una crisis que crea problemas.
No podemos olvidar la idea que llevaron a cabo en alguna comunidad de cobrar un euro por receta que fue declarado ilegal por el Tribunal Constitucional.
Se habló incluso de un copago para los gastos de comidas y medicinas para los casos de ingresos. Nos cobrarían incluso la ambulancia. Este copago en la actualidad no está funcionando, no obstante hablaban últimamente de hacer un pago por “el mal uso de los servicios de salud”, nos preguntábamos si se referían a poner una penalización o multa por ir de urgencia, por ejemplo, a los hospitales con un leve catarro que puede ser tratado esperando su turno en horario laboral en la consulta del médico de familia correspondiente al que tiene derecho el paciente.
Parece ser que la problemática viene de parte de personas que abusan de forma descarada de las urgencias… si por ello tenemos que pagar todos… resulta tan doloroso y poco justo…. Y nos decimos, ¿quién va a ser capaz de considerar si alguien en concreto tiene que pagar?
Por otro lado nuestra sanidad ha abusado en cierto modo de sus propios trabajadores de tal forma que los médicos, enfermeras y otro personal de los hospitales, se han visto obligados (causado todo por una crisis que no parece superada) a cubrir más horas de guardia que no conllevan el consiguiente aumento de su jornal.
Muchos de ellos tienen que cubrir las vacaciones de sus compañeros… esto viene provocado por la falta de personal contratado, las jubilaciones y el hecho de no acudir a los suplentes que sería otra solución.
Lo más duro y difícil de todo ha sido la lucha, (sobre todo en la Capital Española: Madrid), la pugna por evitar la privatización de los hospitales. Así algunos de los servicios que han seguido las directrices de la gestión privada independientemente de que funcionen bien o mal, suponen una pérdida de plazas para funcionarios o trabajadores laborales de la administración. Problema el de la privatización que pretende evitar unas pérdidas económicas por una gestión adecuada pero que suponen quizás un intrusismo laboral o quizás la creación de tasas o pagos, algo a lo que no estamos habituados. Por otro lado la problemática venía de un poder autonómico capaz de cerrar centros de salud o consultorios en la administración local, lo que significa dejar zonas pobladas sin disfrutar de servicio médico, localidades pequeñas que no se abastecen de una sanidad que merecen como derecho.
Todas estas cuestiones parecen hablar de problemas económicos pero hay otra problemática que nos duele mucho más, me refiero a las llamadas “listas de espera”: son muchos los pacientes y no se da abasto con la ingente cantidad de usuarios que precisan pruebas de diferente tecnología, radiológicas, analíticas, etc… Esto tiene difícil solución. Ha de ser así. Esto nos indica que quizás si existiese en nuestra sanidad una mayor cobertura tecnológica, a veces se ayudan con la sanidad privada, conciertos y contratos para solventar un problema tan farragoso, que nos puede llevar a perder enfermos por cuestión de tiempo vital.
Pero nuestra sanidad es buena, nuestra sanidad tiene nombre y apellidos… los de todos los trabajadores que pasan muchas pruebas durante su preparación: los exámenes de la licenciatura, luego el llamado M.I.R. y de ahí hasta encontrar el lugar adecuado para desarrollar su vocación.
Ser médico ha sido signo de distinción durante toda la vida, muchas veces es la calidad humana y no sólo la preparación lo que unido a las necesidades de los enfermos hacen de los médicos personas generosas que encuentran en su trabajo el gozo de sentirse útil, salvando en ocasiones vidas.
Mª Teresa Mendoza Hernández.
Licenciada en Ciencias de la Información sección Periodismo.