Si situamos nuestro sentimiento ante la visión personal de un ser que no se olvida de sí mismo frente a una sociedad donde la responsabilidad de los ciudadanos se convierte en coherencia, en el ámbito político, nos enfrentamos pues a una situación especial, una situación en que las decisiones de las personas puedan convertir las directrices políticas de un partido cualquiera en un tema recurrente en busca de un autor; como si de un agente, un buscador de historias o un periodista a la antigua usanza se tratara. Todo esto sirve para descifrar con suficiente sagacidad la cuestión de la ideología política.
Unas ideas capaces de permitir, a los poderes de lo que sería la “Carta Puebla” de la penúltima década del siglo XX o Constitución de 1978, el encontrar en sus discípulos una alternativa para continuar en el “ojo del huracán”.
Quiero decir que el otro día oímos de algunos de los dicharacheros, críticos y elementos subversivos educados; que conforman nuevos grupos o clanes de carácter político-social que pueden acceder en su círculo de sociabilidad a la cúspide del país en España. Jóvenes que están últimamente dando qué hablar, que han copado puestos relevantes en el Parlamento Europeo cuya actividad será puesta en tela de juicio en el domingo 20 de diciembre en que iremos a votar. Se juegan sus “bazas” los partidos hegemónicos y tradicionales con los nuevos rostros de la política.
Estando en el meollo del asunto podemos percibir, que las cuestiones sociales en nuestra actualidad, “a día de hoy” se fundamentan en cinco cuestiones que se plantearon cuando se hablaba acerca de lo prometido y lo necesario en cuanto a la realidad social de nuestra querida España.
Estos puntos que se podrán analizar con más o menos detalle nos lleva a ver cuáles son las circunstancias que preceden a una realidad tan candente como interesante.
Estas son las directrices:
En primer lugar la ley electoral: se hablaba de buscar un método, una forma de llevar a los votantes a votar. Esta ley habrá de ser desarrolla sin otras premisas que la necesidad de hacer que la democracia sea realmente el poder del pueblo.
Otra de las cuestiones es la justicia independiente: el Tribunal Constitucional no puede dejar de lado el hecho de la incompatibilidad del funcionario que sabrá, que no es ni justo ni injusto que dejen de la mano de la “suerte” su cualidad de ayer o no un puesto de trabajo. El juez ha de ser aséptico y no jugar con su poder personal. Porque no todo es categórico. Hay puestos de trabajo que sí pueden ser compatibles y cargos de magistrado o jueces que han de personalizar su independencia.
Otra de las directrices viene de la expresión: “derechos sociales” que consiste en tratar de conservar el silencio y alcanzar la paz y la tranquilidad, medidas adoptadas para la seguridad ciudadana. Resolver los problemas territoriales hace plantear si el elemento territorial se distribuye en aldeas o pedanías… y… ¡las comarcas! En la tierra de Castilla y León: Ponferrada en concreto es el territorio comarcal y es cuestión abierta de la que esperamos no sea una guerra de secesión… las regiones fueron defendidas por los Padres de la Constitución quienes elaboraron el texto a todas luces imprescindible para la unidad y la permanencia en su ámbito territorial que desde la igualdad de los desiguales, busca encontrar una forma de satisfacer las expectativas de toda la ciencia de la Opinión Pública.
Por último la corrupción es la lacra de nuestros días. Las dietas y puestos codiciados que ha creado su equipo oscuro y opaco. Si seguimos metiendo “la mano que llega” o sacamos a colación un tema tan candente como este no nos permitiría curar la herida de un país abochornado por la mala distribución de la riqueza comarcal.