Llevamos ocho meses en que vivimos compartiendo espacio y salud con un virus que se nos antoja doloroso y debido a la cualidad que plantea en sí mismo venimos a considerar que se trata de algo que ha llegado al nivel de pandemia.
Parece ser que ahora estamos en la Segunda Ola, que si volvían a la normalidad, que si el confinamiento. Pone todo ello en tela de juicio la capacidad de luchar con algunas mentiras frente al contagio que más nos lesiona en nuestra convivencia: ¡en espera de la vacuna!
Vivimos de la solidaridad, del cumplimiento de las normas, de protección, eso sí, las mascarillas, el gel hidroalcohólico, y la distancia social de 1.5 ó 2 metros. Cumplimos todos los protocolos para hacer frente a la enfermedad que parece ser lo surgido de un estudio con unos murciélagos.
Pero, ¿cómo se están portando las personas?
Ahora son los jóvenes y los niños los que están viviendo momentos tremendos. Los jóvenes se reúnen y allí donde están no emplean las mascarillas y hacen fiestas que se salen de lo normal (la nueva normalidad) en el trato con este mal que tanto está maltratando a la humanidad.
Los niños en su vuelta al cole, viven la incertidumbre de los nuevos contagios.
Hay algo que criticar frente a la realización de los test para controlar el Coronavirus: se hacen test en España, igual que otras naciones, los datos: unos 177 pruebas por cada 100.000 habitantes proporción similar a Alemania, Canadá y Países Escandinavos… pero la ola está golpeando más a nuestro país que presenta un nivel de América Latina y Africa: Parece que las cifras dan fracaso en la detección y en el rastreo… no se ha hecho lo suficiente en verano. España ha llegado a ser el país con mayor número de contagios por habitante en Europa. (Estos datos vienen del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, y la OMS u Organización Mundial de la Salud).
Nos quejábamos de no poder tener vacaciones, ¡que no hemos hecho todo lo que debíamos! Los sufridores: los empresarios y sus asalariados, algunos de ellos se han puesto las pilas y han empleado desinfectante y mamparas… no se han ido de vacaciones, y han evitado perder el control de la empresa. Vemos venir la ruina, quizá la bancarrota.
Los mayores llevan desde el principio de la aparición de este virus, sintiendo en sus canas la agonía de una enfermedad que se trasforma en letal. Pero, ¿qué hacemos mientras vivimos con esta incertidumbre de sabernos contagiados?
Comentaré un detalle que dice mucho de la situación actual: En la iglesia, templo o seo se permite la presencia de 25 personas, en concreto en Castilla y León, se inició hace unos 15 días y hablan hoy de una prórroga, pero… ¿hay que cumplir todo a rajatabla?
Parece ser que el obispo estaba disgustado y no le gustó que el día de la Virgen de la Vega, sólo fueren un aforo de 25 personas. ¿Hasta qué punto está bien valorado el montante de las cifras de aforos determinados? Es que nos referimos a la celebración en la Catedral. ¿Es lo mismo una iglesia de barrio o una Catedral de la ciudad, una capilla o una reunión para rezar? El sentimiento de reconciliación con Nuestro Padre Celestial nos lleva a valorar que hay normas de carácter teologal que no se pueden perder algunos mayores, hablo de lo positivo de los sacerdotes que nos recuerdan que se pueden seguir los oficios religiosos por los medios de comunicación social, incluso hemos conocido la Comunión Espiritual. Sentimos consideración y misericordia.
Si queréis saber la verdad no nos engañemos, esta enfermedad nos trae muy preocupados, ¿cuánto tiempo tendremos que vivir con ella? Sí llevamos ocho meses, nos dicen que tardaremos un par de años o algo más. ¿Tenemos que aceptar la convivencia, hasta qué todos la hayamos sufrido?
No sé si ya somos conscientes de la que se nos está viniendo encima: confinamiento, mascarillas, test de control, asintomáticos, enfermos, muertes y curaciones.
El otro día al oír hablar a una pareja de señores mayores que se decían que la vida durante esta enfermedad se había convertido en una nueva forma de guerra. ¡Qué ya vivimos la guerra civil! ¡Y la transición!, ahora en pos de algo mejor como nuestra democracia, está la moral y la ética, también admitimos el talante religioso de nuestra vivencia, durante un momento histórico que ya tuvo en cuenta nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, cuando trajo a colación la peste, una enfermedad que hizo estragos en otro siglo. (Esto ocurrió durante la Semana Santa tan atípica que nos ha tocado vivir este año)
Ahora en octubre, tendremos la vacuna de la gripe. Y en caso de vacuna del Covid19, ¿hay para todos? Tanto la vacuna de la gripe común como aquella en busca de la cual están los científicos del mundo en pos de una solución, se irán empleando empezando por aquellas personas que presentan mayor riesgo.
Aunque hay avances en medicina y farmacia, igual las cosas se nos pueden ir de las manos y sufrir tiempos peores de los que querríamos. Salud hermano.