Andábamos tras la noticia, ¡una bomba! No la misma historia de siempre o de hace cuanto menos un par de años… pero entonces: ¿Qué historia?, hay algo ahí más relevante que la pandemia que nos viene azotando desde marzo de 2020, lo hemos notado en nuestra vida padeciendo los horrores de un bichito con el cual hemos de convivir, pero a nuestros hijos los queremos ver crecer, y no vivir apenados por la circunstancia de una enfermedad que no podrá con nosotros.
En el panorama que se nos presenta, hay que relatar la situación de los maquiavélicos personajes que nos azotan con sus ideas hechas eco a través de los medios de comunicación y no me refiero a los peones de la albañilería de toda ciudad, donde se puede entender la labor de los periodistas en su labor de construcción de un edificio que no se ha de derruir… me refiero a los políticos. No tengo nada que reprocharles pues no conozco sus vidas, lo que sí me parece es que hay profesiones que fundamentan su trabajo, en ocasiones mostrándonos una imagen atractiva, para parecer estar “in”. No obstante hay bellezas y bellezas pero aparte de eso, es su labor la que nos tiene un poco preocupados, la vida compartida con este virus, ¿nos hace mejores personas?… en verdad nos hace ver con otros ojos la soledad, el abandono, la enfermedad, la pobreza. Dicen que nos hacen más humanos también más vulnerables, pero el tratar el tema pecaminoso que se nos plantea vemos que el político es un cabeza de turco, pues es quien representa y protagoniza la realidad de los cochinos dineros que nos traen de cabeza. Imagen estúpida que diversifica las necesidades, haciendo que unos pocos tengan mucho y otros menos de lo imprescindible.
Y es que en los últimos días de este año tan inverosímil (un gran recuerdo a los trabajadores públicos) hemos visto como se han cumplido perfectamente la meta de un 70 % de la población que estaría vacunada para agosto, lo que fue vaticinado se ha cumplido. Hay objetivos que llegan a buen puerto y se convierten en coherencias sociales.
Pensando este tipo de cosas de talante político-social, hay un problema que está haciendo mella en una economía vilipendiada que tiene que soportar la situación de recesión, en un momento importante para Europa (nos acordamos de la historia Alemana y la difícil situación que vivió en aquel famoso caso de EON, que vino a representar un conflicto de carácter pecuniario, relacionado con la energía), una Europa que hoy busca resolver las cuestiones solidariamente.
Cuando las cuentas no están claras, nos salimos de madre, como no hay dinero, éste se busca ¿dónde?, en los impuestos, pero ¿qué hay de todo aquello que se privatizó?, pues bien en nuestro país hay un problema de tres pares de narices y no es la malévola enfermedad, se trata de la luz, que está superando límites insospechados y no es otra cosa, a mi modesto entender que un problema de dineros y especulaciones. Quizá se convierta en otro otrosí, que la evaluación de la humanidad añade a su lista de preocupaciones, hablamos pues de una materia importante muy reseñable, que viene manifestándose como energías renovables, los peles, el bioetanol, la energía eólica, o la solar, y entre las energías que respetan el medioambiente, también es indiscutible la presencia de las energías nucleares, no sabemos cuánto daño pueden hacer al hombre todas estas formas de consumir energía.
Lo que está claro es que donde entra el sol, no entra el médico, pues es salud y vida, ¿lo podemos amortizar?, se hablaba de aplicar un impuesto al sol, sería como pedirle a Dios un beneficio material que se saldría de lo normal, pues el Dador del mundo no solo ha creado luz para todos, en todas las vertientes de carácter religioso se reconoce a las fuerzas de la naturaleza como elementos de variables sinérgicas, sobre las que el hombre puede manejar a su libre arbitrio para aprovecharse de una Tierra que le fue encomendada para su propio disfrute.
Volvamos a la causa de nuestro malestar… la electricidad lleva una racha malísima de subida de precios, no podemos dejar que la recesión en que estamos imbuidos nos agote, y sintamos menosprecio por sufrir una mala gestión que hace que vivamos carencia de lo más vital, aquello que produce movimiento y no contamina. ¡Eh chicos, correr a buscar vuestros autos eléctricos, mientras cambia este nuevo varapalo económico hacemos un “¡sálvese quien pueda!”, yo ya me preocupo por la lavadora el fin de semana.
En fin, la energía se nos muestra ahora como el corazón de un problema económico de dimensiones grandilocuentes que nos viene a decir que la luz, la electricidad nos ayudará a sobrellevar el angosto y estrecho camino que nos lleva hacia una sociedad más clara, más limpia, mejor ordenada y más agradable para todos, y que con nuestra de hacer “pro la vida”.
El gobierno viene a decirnos que para evitar el abusivo precio de la luz, se bajarán un 22% los impuestos de dicha energía, también hay otras resoluciones de carácter económico que ahora en octubre tendrán su relevancia en forma de Presupuestos Generales del Estado, he oído decir que van a subir el Salario Mínimo Interprofesional, pero además se ha observado la posibilidad de subir en 2022 las pensiones revalorizando las mismas con un aumento de 200€, todo esto son soluciones que han de tener su impronta en nuestra sociedad, sin menoscabo, con energía. Ojalá fuera verdad y se manifieste una correcta forma de mantener las “cuentas claras y el chocolate espeso”. ¿Son estas la “fake news” de una sociedad condenada a vivir para el consumismo?
Me gustaría reunirme con un grupo de amigos y valorar la forma en que se está desarrollando la nueva Ley de Presupuestos del año entrante, un año en el que pediremos ilusión para los niños, pan para los pobres, amor para las parejas, verdad para ser libres y conciencia social para manifestar en todos los sentidos de la vida una sociedad que camine en pos de la armonía y la felicidad.
¡Vamos! Que este cuento de “euros y energía” se transforme en una sociedad de bienestar que nos de tranquilidad suficiente para vivir en paz y sin sufrir necesidades incontroladas.