EL PORQUÉ NO ES FÁCIL DE CONTESTAR

Cuándo te pones delante de un papel con un bolígrafo, o delante de tu PC, ese inteligente pero insensible ser que sirve de herramienta para crear fascinantes historias… te das cuenta de lo que haces y en ese mismo instante buscas un sentido para todo… ¿por qué escribo?, ¿qué me mueve a identificarme con este tipo de actos?, ¿será sólo una necesidad vital?

A lo largo de la historia el hombre se ha preocupado de crear con su intuición, genialidades literarias. No vamos ahora a deslavazar algo tan prolijo como la identificación de los genios artistas de la literatura porque esto no es un tratado de literatura.

Escribir es tarea ardua de ilustrados y románticos, por ejemplo… son los románticos un prototipo de escritor muy “sui-géneris”: dícese de aquella persona capaz de tramar historias, que vive con “un par de duros” y capaz de alimentarse de las genialidades más que de un suculento plato de alubias.

Es conocido por todo el mundo lo mal pagado que está este tipo de trabajos, pero es interesante resaltar las ideas originales que ayudan a concebir historias, materializar ideas canalizadas para explicar cuestiones de relevancia.

Escribir es importante, es una de las labores más atractivas que hay, pero no todo el mundo se atreve a mostrar su capacidad de ser autor.

Cuándo te planteas una tarea de escribir, buscas en el “cajón de sastre” y tratas de idear algo que suene medianamente bien. Pero escribir no es sólo tarea de un genio que busca una manera de proyectarse sino que, escribir es también aprender una técnica y transcribir con mesura y sencillez lo que quieres decirle al mundo.

Tú mundo: forman parte de él tanto tus seguidores como tus detractores. Lo importante es realizar la perfecta catarsis.

Al escribir das sentido a tus propios pensamientos incluso aclaras las ideas.

Es importante saber hasta dónde llegas, y entender el porqué de esa necesidad vital, de reflejar en tus escritos cuestiones que seguramente te perturban o te inquietan.

La semana pasada tuve la ocasión de reunirme con un grupo de personas lideradas por Silvia, la “profe” que impartió unas jornadas intensivas, tratando el tema de cómo escribir un relato o un cuento.

El hecho de haber gozado de esta experiencia no me hace ni mejor, ni peor, pero ha sido un revulsivo para ponerme a escribir, no sólo el blog (con todo lo que ello conlleva) sino también seguir con esos trabajos aún inacabados que poco a poco van surgiendo.

Éramos diez alumnos y todos con una inquietud común, llegar algún día a ver nuestros libros hechos realidad. Sentir algún día que tu inspiración es atractiva. No escribir porque sí, escribir bajo motivaciones reales por lo interesante que puede resultar que una obra sea motivo en sí misma de ser creada.

Así, aquel romántico que representa el verdadero héroe de entre los escritores, que no alcanzaba a tener casi para comer, siempre fue capaz de idealizar su propia historia, crear su obra. Aquel ser que tanto sufrió hoy en día tiene una significación y un lugar en la librería

Llegar a ser algún día un best-seller hoy en día no tiene el mismo significado. Se da el caso de que se aprende un método para escribir y se copia la plantilla, ¡se hacen libros como churros!

Son como vemos dos visiones muy diferenciadas de la necesidad de escribir y dos ideas que no coinciden a cerca de una misma realidad: escribir un libro.

Pasar toda la vida creando, bien para dedicarse a vivir bajo el enigmático sentimiento del bohemio, o bien ayudado por la sutil elegancia de escribir un libro para vender. Son dos formas de vivir con un mismo objetivo.

Pero siempre llegamos a este punto de encuentro, entonces… ¿por qué escribir? Es una necesidad vital, tener la cualidad de entender qué te presenta la vida, es otra forma de entender nuestros objetivos.

No sé dar una respuesta a ese porqué, lo único que entiendo es que la gozo siempre que tengo una idea de la que puede salir algo.

No sé hasta qué punto lo puedo considerar mi vocación.

Durante mis tiempos de universitaria, recuerdo que algunas de las cuestiones que nos plantearon fue: ¿se nace o se hace?, referido al concepto de periodista o autor.

Ambas cosas solían ser la respuesta mejor entendida.

Esa vocación puede dar pie a luchar para aprender la técnica, (se hace), pero sí se nace pues la característica de ser autodidacta y creer en ti mismo, es el verdadero, “leiv-motiv”, aunque no se pueda vivir de ello, (que nunca se sabe) puedes realizarte y darle la importancia que merece.

Abrir la mente para aceptar y comprender tu propia vida, es labor de los más insignes autores o literatos.

Como todo, el tiempo pondrá las cosas en su sitio. No obstante, lo más interesante es tener tu propia personalidad e impregnar todo lo que te rodea con tu perfume. Saber hasta dónde llegas y hacer un trabajo con un buen acabado.

María Teresa Mendoza Hernández

Licenciada en Ciencias de la Información sección periodismo

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