Existen dos puntos de vista que distan entre sí como dos gotas de agua que juntas llegan a colmar un vaso. Cuando hablamos de divertir no estamos hablando solamente de disfrutar de aquello que nos inquieta, un niño sentiría inquietud al divertirse, un anciano (quizás padre, quizás abuelo) sentiría también inquietud; pero mientras un adulto tiene gran conocimiento de causa, la situación empieza a tener sus espacios sin significado pero empieza a tener necesidad de ser estimulado, en cambio un niño si es sano si todo va bien,
-¡soy capaz de divertirme!, me divierto yo mismo conmigo mismo
Y a la vez tener una vida social.
Pongo por ejemplo un niño y su nieto, si seguimos al niño posiblemente tendremos que dejarle solo y dar un consejo o empezar a dictar un poco de enseñanza para que el niño de joven siga un aprendizaje y comprenda lo importante que es la vida.
El anciano o abuelo ya ha recorrido lo suyo y anhelando que el tiempo no se para pero tampoco pasa “sin pena ni gloria”, seguramente espere un final y llegar a él no es lo más importante entonces es cuando él se hace importante, así en su vida interior seguramente siga siendo como el niño que iniciaba la vida pero la sucesión inevitable del paso del tiempo ha hecho que su fortaleza se convierta en algo frágil y a la vez difícil de palpar, que su ingenio siga siendo ingenio pero que su fragilidad venga del deterioro de un cuerpo.
La naturaleza es sabia
-¡cómo cuando fluye de una herida la sangre: a borbotones… ese es el problema la vida se nos va …!
-¡ahí un torniquete!
Lo que nos interesa del mayor o jubilado no es su cartera sino reconocer en él sus logros. Es más interesante y entretenido tratar de entenderle y aprender de su experiencia que meter el dedo en la llaga o hacerle un mal juego.
Entretener puede resultar frustrante, cuando lo que pretendes es conseguir que tus bolsillos se llenen, que seas mercader de historias, no es eso lo que más me agrada para entretener es mejor vestirse con pantalones desmesurados y una pequeña nariz de payaso como en esos gags donde los artistas hacen reír a un niño o casi llorar a un viejo.
Para entretener hay que tener la razón de un adulto, la conciencia de un niño y el interés de un anciano.
Para entretener es importante tener tus técnicas, tus entresijos… además de encontrar el deleite en la maravillosa existencia terrenal no puede dejarnos fuera de juego, lo que tenemos es una encrucijada, una historia o un encuentro… a fin de cuentas de eso se trata de buscar tu historia.
-De hacerte tu propia nariz, para ser el payaso que te ayuda con la risotada, es lo que llaman riso-terapia.
El otro día en la televisión mostraban la noticia de unos jóvenes que iban en el metro en ropa interior y que lo que trataban de hacer era pasar un rato sin malestar para ello iban sin pantalones o faldas, ante sus preguntas, los ciudadanos contestaban a los medios con ironía pero era una situación divertida…el frío no era muy intenso, pero la idea queda un poco graciosa.
-¡reto conseguido!
Si la ilusión de un niño es jugar y convertirte en “Robín Hood”, encontrar con sensatez de adulto aquello tan precioso que fue una ilusión infantil te hace sentir bien como cuando compras pan o das una limosna; la ilusión de un mayor es la de alguien que vive con sus propias vivencias, y quizás les da un significante a aquello que te hizo crecer… algo que te hizo quizás dejar de llorar y entonces te esforzaste por terminar de entenderlo y al surgir la risotada saltaba a la luz tu gran felicidad y todo se cubría de una magia especial, por fin tu ilusión era algo real, eras hombre y hoy anciano.
¡la voz de la experiencia!, ¡el llanto del niño! ¡la riqueza del hombre! ¡y de la mujer!
Me permito además hoy en concreto resaltar con ilusión que la felicidad está no obstante en el trabajo serio, sin diversión pero entretenido.
MARÍA TERESA MENDOZA HERNÁNDEZ. (escritora en ciernes)