ÉBOLA, UN MAL VÍRICO

Es inevitable la aparición de ciertos males que amenazan al hombre en su especie.

El mayor mal de la humanidad son las enfermedades que provocan en el hombre desolación y muerte.

Hay enfermedades más o menos graves que pueden afectar al ser humano o a los animales, que el científico ha catalogado como víricas, son enfermedades contagiosas que si no se controlan pueden hacer estragos.

En tiempos ya algo remotos, otros siglos, males como la peste o la lepra, u otras enfermedades ha provocado un inmenso sufrimiento, pero también han dado pie al hombre y a la mujer a buscar soluciones de carácter urgente, tratando de ganar la partida a un problema que se materializaba en el contagio de unos y otros.

Si lejos queda ya la superación de algunas enfermedades gracias a la valiosa penicilina de Isaac Fleming, es hoy en día la vacunación, el modo de cortar de raíz los males que acechan a los habitantes de nuestro planeta terrestre.

La erradicación de estos males lleva consigo la necesidad de inversión en investigación, siendo los laboratorios farmacológicos los que buscan encontrar el antídoto o el tratamiento en estas enfermedades.

Si el hombre sufre en sus carnes un nuevo mal, un nuevo ataque a su salud que se corresponde a una enfermedad de carácter vírico, como ha sucedido con el ébola, trata de reaccionar, pero: ¿cuánto tiempo tiene para encontrar una vacuna antes de que el mal se expanda?,  ¿hasta dónde va a desarrollar la humanidad su capacidad de lucha contra las epidemias o pandemias?

Normalmente la humanidad va sufriendo el mal y el hombre mientras trata de superarse en su afán de mantenerse indemne. Es el ébola la enfermedad que hoy por hoy vivimos de forma expectante.

Esta enfermedad, el ébola apareció en 1976 (en la República Democrática del Congo, antiguo Zaire) y ha recibido su nombre del río Ébola de África. Parece ser una enfermedad aguda y grave que presenta cinco especies de un virus mortal. No se ha conocido hasta 2013, desde entonces afecta las zonas de Liberia, Guinea y Sierra Leona… A la zona Europea han llegado algunos casos aislados, como los que han llegado también, por ejemplo a Estados Unidos, aunque si decimos: “el mundo desarrollado”, entendemos mejor. Esta enfermedad surgió hace unos cuarenta años, pero su lugar de cultivo ha sido en  países tercermundistas por lo que la falta de medios, la falta de inversión económica en su estudio y el desconocimiento de la situación ha sido una realidad hasta que las zonas de desarrollo y progreso (léase Europa o América) han visto amenazada su salud.

Se han dado casos de personas que han podido ser repatriadas a sus países de origen como ocurrió con el fallecido Miguel Pajares, que han servido para dar la voz de alarma. El protocolo de urgencia aplicable ha funcionado correctamente, no obstante una enfermera del equipo de salud que trató al jesuita español, se contagió.

Teresa Romero que es tratada en el Hospital de La Paz-Carlos III ha superado el ébola. Se ha curado. Esto ha sido gracias a que le inocularon sangre cuyas plaquetas gozaban de defensas contra dicho virus. Esto es, le han tratado con “una nueva forma de vacunar”.

Hasta ahora la vacuna consistía en inocular el mal en pequeñas proporciones para provocar la aparición de anticuerpos capaces de acabar con el mal. Pero esta vez la vacuna es sangre con los anticuerpos en sus plaquetas, sangre de otro enfermo que había superado el ataque vírico.

Todo esto, aunque mi conocimiento queda muy lejos de ser pseudo-científico, me da pie a creer en la posibilidad de que un día exista una vacuna individual para cada enfermo.

No esperamos menos de nuestros sistemas de salud. Encontrar soluciones a la carta para cada individuo de manera que cada enfermo sea estudiado y sea corregida su falta de salud.

Tener conocimiento de causa a cerca de lo que ocurre en el universo de nuestro vivir, es importante, pero además actuar contra un mal que amenaza con matar de forma indiscriminada a los contagiados, hacen necesaria la comunicación. Estar informado con claridad, veracidad y concisión es vital ante una situación de riesgo que puede afectar nuestra salud. Ganarle la batalla al ébola, refleja y muestra el avance de la sociedad del bienestar al que nos aferramos los ciudadanos para vivir medianamente bien.

María Teresa Mendoza Hernández.

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