ECUANIMIDAD: JUXTA MESURA ECONÓMICA

Pasar por la vida llevando únicamente lo imprescindible, no es otra cosa que dar su justo valor a aquello que el hombre crea para hacer más llevadero su vivir en este “valle de lágrimas” en que nuestra alma sufre encarcelada dentro de un cuerpo que se entiende perecedero.

Lo que vengo a expresar es la necesidad de darle a cada cosa su juxta mesura.

Si tengo un par de zapatos tengo lo suficiente para caminar sin herirme los pies. Pero, ¿qué pasa cuando los zapatos no son sólo una necesidad sino un objeto de lujo que utilizas para una preciada ocasión?… con esto no quiero criticar ni una cosa: (la austeridad necesaria), ni la otra: (el capricho caro y costoso). En verdad ambas cosas son importantes, indicaciones del poder adquisitivo. Además me da la impresión de que de las dos formas podría vivir y tratar de ser feliz. Como cristiana defiendo la idea de tener lo necesario, no por el hecho de tener dos o siete pares de zapatos que quizás me puedo permitir, sino buscar un modo de vida acorde con la caridad y generosidad humana. Otra cuestión sería tener más de cien pares de zapatos u otra cantidad increíble, casos que se dan en personas con “alto nivel de vida”, si los tienen será porque se lo pueden permitir…

Ser pobre o rico no consiste en tener mucho o poco, sino en saber distribuir aquello que tienes para no tener carencias en ningún sentido y además poder ahorrar y guardar como modo de asegurar un futuro que sin duda es incierto.

Hablo de zapatos, más fácil sería hacerlo con otro tipo de necesidades… por otras cosas que necesito para vivir… puedo hacer dos cosas: crear mis necesidades para invertir en cosas que me motivan o ser siempre un ciudadano austero que vive para ahorrar… de cualquier modo no vivir por encima de mis posibilidades. Hoy vemos como los ciudadanos crean sus propios vicios sean estos caros o baratos… ¿quién no tiene teléfono móvil? Es este un artilugio con el que convivimos desde finales del siglo pasado, una herramienta necesaria para estar localizado… pero los ciudadanos lo hemos convertido en algo básico… pero, ¿es esto necesario de verdad?… Antes del invento del móvil y de que este se convirtiere en necesidad básica, nuestra carencia surgía por la espera de una llamada y no poder abandonar el lugar donde estaba el teléfono fijo… pero hoy esa espera es similar… si esperamos una llamada nos vemos condicionados es inevitable, otra cosa es que el teléfono te suene en cine o en misa, no nos engañemos si esperamos una llamada, hay que estar pendiente, a pesar del móvil.

De cualquier modo nos creamos nuestras necesidades, pero lo que buscamos es vivir de manera ecuánime, esto es, encontrando equilibrio económico. Una forma de vivir de esta manera podría presentarse no sólo utilizando el dinero dentro de nuestro propio nivel de vida, sino también tener la capacidad de ahorrar y practicar la generosidad y solidaridad.

Es lo ideal: llegar a fin de mes y haber empleado el dinero en aquello que te produce gratificación.

La austeridad está reñida con la especulación y el abuso económico. Para ser austero hay que ser práctico, hay que buscar una forma de ahorrar (gastando lo necesario) no derrochar y si eres político no por ello tienes derecho a meter mano en la caja para sufragar unos gastos que resultan superfluos.

Es importante creer que aún podemos ser generosos, que a pesar de la crisis existe la solidaridad, que hay formas de canalizar las ayudas para que lleguen a los más necesitados. El hombre es capaz, si se lo propone, de denunciar las injusticias económicas. Todos tenemos derecho a tener cubierta nuestras necesidades básicas.

Cuando observamos que no todo está distribuido de manera ecuánime, nos indignamos con el hombre y la mujer y su forma de existencia… ser intransigentes con la idea de que la riqueza no está bien repartida, es un punto de partida para solucionar carencias, para evitar diferencias, para suplir deficiencias. Hoy el hombre y por ende la mujer tienen que racionalizar y controlar su espíritu generoso, abandonando técnicas o medios de amasar riqueza que están fuera de la legalidad. Son muchos los personajes que de forma egoísta han marcado con los dineros a paraísos fiscales evitando los impuestos y produciendo evasión fiscal. Esas personas necesitan hacer un examen de conciencia, entender que sus fortunas son fruto de un delito. Todo esto parece no tener trascendencia en nuestra idea de vivir con lo necesario…en verdad lo que buscamos es la felicidad. Esos dineros deberán ser devueltos a España y emplearse en sufragar otros gastos, crear riqueza, invertir en industria, materias primas o el sector servicio… hablamos de millones de euros (que no debemos olvidar son bastante más de cientos de millones de las antiguas pesetas).

Pedimos, que cuestiones como las de esta semana (que ha sido indignante), en que unos cuantos “consejeros” empleaban tarjetas de crédito opacas, con truco, (que iban a parar a un error informático y sin declarar a hacienda), para gastar de forma abusiva en viajes, ropas, hoteles, comidas, etcétera. Como digo pedimos que devuelvan el dinero y sean imputados cayendo sobre ellos el peso de la ley, una ley ecuánime y justa… acorde con el ciudadano del siglo XXI, un ciudadano interesado en las cosas que acontecen capaces de salir a la calle a manifestar sus cabreos, su crispación y su disconformidad… Véase como ejemplo en la ciudad china de Hong-Kong, muestra de una manifestación de paraguas, una protesta multitudinaria donde se pide mayor capacidad de poder al pueblo, solicitan poder elegir directamente a aquellos dirigentes que canalicen con habilidad las necesidades de los ciudadanos y den soluciones factibles y posibles acordes con las necesidades sociales.

Mª Teresa Mendoza Hernández.

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